La Molina, Lima, Peru
January 2010
A three-year CIP project is boosting potato production with varieties that have been bred and tested to better adapt to the drought and increased temperatures affecting countries such as Tajikistan, Uzbekistan, India, and Bangladesh. At least 200,000 farm families are expected to benefit from the project, which is producing more reliable harvests for farmers and more stable prices for consumers.
Potato is a highly nutritious staple and important cash crop in Central Asia, but productivity is low. Long dry spells, soil salinity, and heat are major production constraints. Valuable local and old Russian potato varieties have been lost due to inadequate research and the lack of viable seed systems, and the expensive, imported seed is not well adapted to regional conditions. In addition, global warming is particularly acute in Central Asia, where average temperatures have increased 1–2°C since the 1950’s (compared to a 0.5°C increase worldwide) and glacial melt runoff has increased by 30%. In Southwest Asia, off-season production represents a good source of income for resource-poor farmers. However, productivity is constrained by drought and high temperatures, which restrict the cultivation period and yields.
CIP scientists, partner institutions, and stakeholders across the region are identifying and validating heat, drought, and salinity tolerance traits in a comprehensive program of strategic exchange and testing of advanced clones. They have also integrated geographic information systems (GIS) with statistical analysis of multilocation trial data to assess the suitability of clones for specific locations. These geo-referenced risk maps and growth models can also project future conditions under climate change scenarios. This information, along with the planting materials developed by the project, will provide farmers, researchers, regional governments, extension services, and policy makers with the tools they need to face the challenges of the region’s harsh conditions and adapt to climate change.
El material de papa proporcionado por el Centro Internacional de la Papa (CIP) está ayudando a los agricultores del centro y suroeste de Asia a mejorar sus alimentos e ingresos de cara al cambio climático.
Un proyecto de tres años del CIP está impulsando la producción de papa mediante variedades que han sido mejoradas y probadas para adaptarse mejor a la sequía e incremento de temperaturas que está afectando a diversos países del centro y suroeste de Asia, como Tayikistán, Uzbekistán, India, y Bangladesh. Se estima que por lo menos 200,000 familias productoras se beneficiarán con este proyecto, que está produciendo cultivos más seguros para los agricultores y con precios más estables para los consumidores.
La papa es un alimento básico altamente nutritivo y una importante fuente de dinero en efectivo en el centro de Asia, pero su productividad es baja. Largos periodos de sequía, suelos salinos y altas temperaturas son los principales problemas. Valiosas variedades locales y antiguas de Rusia se han perdido debido a una inadecuada investigación y a la falta de un sistema confiable de semillas, ya que las semillas importadas son caras y no están bien adaptadas a las condiciones regionales.
El calentamiento global es especialmente grave en el centro de Asia, donde las temperaturas promedio se han incrementado entre 1 a 2º C desde los años 50 (en comparación a un incremento global de 0.5º C) y la escorrentía, fruto del derretimiento de los glaciares, ha aumentado en 30 por ciento. En el suroeste de Asia, la producción de papa fuera de temporada representa una buena fuente de ingresos para los agricultores de escasos recursos. Sin embargo, la productividad se ve afectada por las sequías y las altas temperaturas que limitan los períodos y rendimientos del cultivo.
Los científicos del CIP, las instituciones socias y las partes interesadas a lo largo de la región están identificando y validando rasgos de tolerancia al calor, sequía y salinidad como parte de un programa integral de intercambio estratégico y prueba de clones avanzados. También han integrado los sistemas de información geográficos (SIG) con el análisis estadístico de los datos de ensayos realizados en varios lugares para evaluar la idoneidad de los clones para localidades específicas. Los mapas geo-referenciales de riesgo y los modelos de crecimiento son también capaces de proyectar condiciones futuras bajo escenarios de cambio climático.
Esta información, conjuntamente con los materiales de siembra desarrollados por el proyecto, proporcionará a los agricultores, investigadores, gobiernos regionales, servicios de extensión y diseñadores de políticas, las herramientas que requieren para hacer frente a los desafíos que las duras condiciones de la región plantean y adaptarse al cambio climático.